Cuando perdemos a un hijo por una enfermedad, siempre nos queda el dolor y la culpabilidad de si podíamos haber hecho algo más.
Hay personas que cargan toda una vida con ese sentimiento de culpa y ese dolor.
Es algo natural. Pero también han de saber que esa baja vibración nos puede afectar en nuestra vida, día a día y ponernos trabas en todos los aspectos; con el resto de hijos, la pareja, amigos y en muchos aspectos de lo cotidiano.
Hay técnicas que nos ayudan a solventar ese problema del alma para que esa persona se liberen de la angustia, culpabilidad y puedan recordarlo sin ese dolor tan intenso que nos asfixia. Eso nos permitirá avanzar en nuestra vida y relaciones con el resto de las personas de nuestro entorno por la liberación que representa sanar esa situación.
Roberto Rodríguez Roldán
Maestro-terapeuta holístico